

Confección y Sastería
Cuando realizamos un abrigo o una casaca, generalmente la realizamos como trabajo de confección, pero también os ofrecemos la opción de hacerlo como sastrería, sobre todo si se trata de alguna prenda muy especial, como puede ser la chaqueta de un novio. Nos soléis preguntar cuál es la diferencia.
No hay un punto exacto en el que se separen. Cuando hacemos una prenda de confección también la trabajamos a medida, no en serie. Además, nos gusta realizar buena parte de los acabados a mano. Tanto cuando trabajamos confección como cuando ofrecemos sastrería lo hacemos prácticamente de manera artesanal. Sin embargo, hay tres puntos importantes que diferencian y alargan mucho el tiempo de elaboración de una prenda de sastrería:
- Ensanches: La prenda se realiza a medida, pero se dejan ensanches por si hubiera que entallar o ensanchar la prenda. Una prenda de sastrería no se hace para la temporada, se hace para que se pueda usar y usar durante años, así que se tiene en cuenta que el cliente pueda cambiar de tipo o que la moda pueda cambiar, y le pueda interesar sacar o meter hombros. Coser teniendo en cuenta los ensanches es bastante más complicado que coser «al centímetro», como se hace en confección.
- Entretelas: Las entretelas que lleva una prenda de confección suelen ser de las que se pegan con la plancha. La sastrería tradicional lleva entretela «de mano», que hay que mojar primero para que luego no encoja y luego hilvanar a la prenda y picar (dar pequeñas puntadas para sujetar y dar cuerpo) en la solapa y cuello.
- Forro: En confección normalmente se cose todo el género por un lado y todo el forro por otro y luego se juntan. Usualmente se cose del revés y luego se da la vuelta a la prenda, lo que la hace sufrir bastante y hay que coser al milímetro para que no quede mal -por este motivo a veces encontramos en las tiendas ropas en las que el forro tira y hace gestos extraños-. En sastrería el forro se une a las vistas a máquina, pero luego los bajos, los hombros, los costados y las mangas se unen a mano con una puntada casi invisible. Cuando hacemos una casaca o un abrigo de confección ésta es una de las cosas que sí que nos gusta hacer, al menos en parte, de manera manual, precisamente para que la prenda no sufra al darle la vuelta.
Como veis, no se trata simplemente de invertir horas, sino que también es un proceso bastante más complicado que la confección. No se cose nada al milímetro, sino que se va viendo sobre la marcha. Se corta forro de más, por ejemplo y luego se va recortando. Las mangas se hilvanan primero y se mira la caída para ver si nos gusta el efecto. Las mangas son una obra de ingeniería con hombreras cosidas a mano y unas tiras llamadas «chorizos» para rellenar y que no se deformen. El cuello se modela sobre el traje y luego se estira y se le da forma con la plancha… Son muchas cosas que hacen que una prenda de sastrería sea mucho más complicada de realizar que una de confección y alargan mucho las horas de trabajo.
¿Merece la pena realizar una prenda de sastrería?
Pues como todo, depende del uso que le vayamos a dar. Como comentábamos, sí es interesante para prendas muy especiales. Una prenda de sastrería queda mejor y tiene una «esperanza de vida» mucho más larga, pero al final es como todo, hay que valorar si nos va a compensar.
También hay que tener en cuenta que no toda la confección es mala y no toda la sastrería es buena. Hay prendas de confección bien realizadas, con buenos tejidos y buen hacer. Si la prenda está hecha a medida, puede quedar estupenda, además de que nos sale por un precio mucho más económico. Sastrería mala no debería haber, pero la hay, como en todas partes.
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